decides -continuar-

Días como hoy que sobrevives a la sombra de un estimulo químico que recorre tu sangre desde el primer bombeo hasta el último del día. Sobrevives a la espera de un efecto que fulmine lo más rápidamente el rayo que atraviesa tu cuerpo y te miras con la esperanza de reconocerte, de verte más allá de lo que representas pero no hay ninguna entonación de ti en el reflejo, al menos no cuando el dolor te consume por dentro y decides fingir con unos ojos brillosos que hoy puedes hacer lo de siempre sin que te venza, sin que te haga caer y pedir ayuda pero gritas en silencio, gritas y lloras; dará igual porque nadie te ve, no sentirán más de lo que tú les dejes ver y tú, días como hoy tan sólo piensas en que todo termine y tu demonio personal vuelva a su infierno; piensas en el día que el dolor no se haga dueño de tu vida, piensas en como aprovecharás ese día sin que ninguna droga tenga que entretener a tu mente de los estallidos de tus neuronas gritando porque no aguantan el fervor de tu frágil cuerpo y aunque sea por segundos alargados aparece una mueca producto de esa idea y es lo suficientemente fija para hacerte continuar, pase lo que pase y cueste lo que cueste: continuas.